La creatividad, esencia del espíritu humano, se entrelaza con la tecnología y la innovación, forjando un vínculo en constante evolución. Sin embargo, conviene preguntarse, ¿contribuyen estas sinergias al bienestar de las personas? ¿O más bien las alienan en un frenesí de hiper productividad? ¿Dónde queda el arte como manifestación de este espíritu creativo, más allá de la visión utilitarista? Anteponer la eficiencia a la empatía, el culto a la innovación y a la tecnología sobre la propia humanidad. ¿Hasta qué punto nos empodera o nos aleja de nuestra verdadera esencia? ¿Hasta qué punto nos eleva o nos lleva hacia una mera subsistencia automatizada y deshumanizada?
Arrancamos un nuevo Realworld con más preguntas que respuestas absolutas, así que tocará ir surfeándolas con tanta atención como intuición. Y nadie mejor que Alessia Rullo para ello.
¿Qué es para ti el mundo real?
Es lo que me emociona, lo que me mueve. El mundo real claramente para mí es lo que podemos experimentar con nuestros sentidos, que es lo más obvio. Y lo que es cierto es que cuando nuestras emociones son todavía más fuertes, más brutales, la rabia, la ira, el dolor, también la alegría, es aquí donde lo podemos sentir y percibir más. Creo también que nuestra percepción es claramente parcial, limitada, imperfecta. Y también creo que el riesgo de tener una percepción imperfecta y quizás alterada es todavía más presente, con tanta estimulación que altera de alguna manera nuestras percepciones. Personalmente, creo que todavía como seres humanos, no hemos desarrollado toda nuestra capacidad perceptiva.
¿Cómo ves el momento actual de la tecnología?
Desde un punto de vista pragmático y te diría también histórico, yo creo que estamos en un punto de cambio. Estamos empezando a vivir una revolución anunciada desde más de 30 años que ahora, desde hace unos meses, por fin, empieza a manifestarse con algo que tiene sentido, que empieza a ser tangible para todos, porque hasta ahora ha sido como una promesa. La veo como una revolución, porque desde mi punto de vista, que es mío, de todos, porque ya no se habla de que de otra cosa, no es solo una revolución. Nunca la revolución tecnológica ha sido una revolución tecnológica. Siempre ha sido una revolución social, organizativa, económica, infraestructural, política. Lo que estamos pasando, estamos empezando a poner una semilla más concreta de unos cambios que probablemente nos afectarán a todos los niveles. Siendo muy pragmática, creo que esos cambios hay que interpretarlos. Hay que hasta de alguna manera no rechazarlos, sino gestionarlos. Y tener la capacidad de, digo una palabra que puede sonar un poco buena era manipularlos, es.
Nunca la revolución tecnológica ha sido una revolución tecnológica. Siempre ha sido una revolución social, organizativa, económica, infraestructural, política
Perspectiva user centric
Tenemos un montón de frontend developers, de UI designers, que probablemente será un trabajo que en el futuro habrá menos, pero no estamos hablando de interaction designers, que sería la profesión que trabajando en este punto de encuentro entre lo físico y lo digital, las tecnologías emergentes podrían ayudar a desarrollar modelos de interacciones que verdaderamente tenga sentido. La tecnología, yo siempre creo que tiene que ser meaningful, tiene que ser anclada a un significado, a un sentido, si no es un ejercicio de estilo. Ese es el reto importante que creo que como diseñadores tendríamos que coger, que abrazar, que asumir.
Tenemos que desarrollar una prospectiva multidimensional y sistémica
Este tema es multidimensional, de alta complejidad y tenemos que desarrollar una prospectiva multidimensional y sistémica. Porque desafortunadamente no es blanco y negro, sino trabaja probablemente no en tres dimensiones, sino en cuatro, cinco o seis. Es la que todavía no podemos ni imaginar. Y entonces sí, hay mucha complejidad, pero creo que el tema la conlleve de alguna manera.
Cómo eliminar o reducir la fricción del uso de la inteligencia artificial
El punto de partida para mí es entender ¿de qué estamos hablando? Son inteligencias que se basan en el mecanismo de deep learning que entrenamos nosotros. Y le decimos exactamente qué tienen que aprender y qué no tienen que aprender. A veces parece que hablemos de una persona, como un dios.
El punto de partida para mí es una inteligencia artificial ¿para qué? ¿Cuál es el problema que intentamos solucionar? O el comportamiento emergente que queremos favorecer. Entonces, el punto de partida para mí sería entender primero el contexto en sus elementos humanos, sociales, emocionales, hard y soft en el cual lo estamos aplicando. Yo hago design research en mi trabajo. Y de ahí entender cuáles son los elementos que necesitamos transformar para introducir este tipo de inteligencia.
Primero es, ¿qué tenemos que hacer? Y luego, ¿qué nivel y qué tipo de inteligencia podemos introducir para solventar este problema en concreto?
Hay muchísimos casos de implementación. El punto de partida es: las personas, el planeta, el contexto, qué estamos haciendo para solucionar qué. Y desde allí, pues como siempre, usar el poder de la imaginación.
El diseño es "to make possible the impossible". Es poder diseñar, proyectar, imaginar, plasmar, haciéndolo tangible, lo que creemos que es imposible.
Había un profesor que yo adoraba del Politécnico de Eindhoven, dijo una frase que se me clavó: El diseño es "to make possible the impossible". Es poder diseñar, proyectar, imaginar, plasmar, haciéndolo tangible, lo que creemos que es imposible. Entonces, así yo entendería ese tipo de proyecto, dando forma a algo que no existe, pero empezando de un problema o un punto de partida concreto. Y insisto, no existe el concepto de inteligencia artificial como una entidad superior.
El futuro de las IA en el mundo de la salud
El mundo de la salud, el mundo de la diagnóstica, se está transformando muy rápidamente y ahí sí que hay una aceleración enorme. Hay dos o tres direcciones que tenemos que tener en cuenta.
La primera, los sistemas sanitarios que se han construido en los años 50, 60, después guerra, son obsoletos porque se han construido pensando en una población que tenía una cierta demografía en término de edad, en término de raza, porque era una población muy homogénea y con enfermedades que te mataban. Pues ahora tenemos una población mucho más heterogénea, mucho más mayor y con enfermedades crónicas. Es decir, que el sistema sanitario que existía ya no es sostenible. Entonces, una de las direcciones posibles es cómo transformamos lo que es el concepto de cura el care, en algo que sea mucho más distribuido. Muy probablemente la diagnóstica y la cura se mudará en donde vivimos, eso significa repensar completamente nuestros espacios de una manera diferente.
También es interesante pensar en los actores que proporcionarán esta cura. Por ejemplo, los enfermeros jugarán un papel fundamental porque serán probablemente en el centro de este sistema. Es muy curioso pensar que justamente esta población es una población a riesgo burnout ahora mismo altísimo. Un enfermero o enfermera puede hacer su trabajo por máximo ocho años y medio, porque la carga cognitiva es enorme, el estrés es enorme. Y uno de los factores de ese estrés son también las herramientas que diseñamos para ellos, el famoso clinical record, son herramientas que desde un punto de vista ya no solo de interacción, sino de usabilidad, son extremadamente complicados.
Tenemos que pensar en interacciones inteligentes para que las personas que proporcionarán la cura estén allí. Y probablemente habrá mecanismos de inteligencias que nos permitirán tener una diagnóstica muchísimo más avanzada y también distribuida. Avanzada en este tipo de capacidad de adelantar y de prevenir posibilidades de enfermedad o de lo que sea.
Tenemos muchos datos, y estos datos muchas veces son fake. De los datos tenemos que tener una buena información. De esta información tenemos que tener conocimiento. Y del conocimiento tenemos que tener sabiduría.
Estos serían los pasos lógicos. Ahora mismo del dato a la sabiduría hay un salto, muchas veces, y transformamos datos sin tanta sabiduría, sin que lo sean de verdad. Entonces, el empoderamiento en este caso pasa también por una calidad de la información y entonces en una calidad de cómo el paciente puede consumir esta información. Porque este empoderamiento, probablemente conllevará una toma de decisiones.
Y aquí es donde volvemos al punto de antes: la componente ética y la componente política, que tiene regulatoria, que tiene que acompañar cualquier decisión sociotécnica. Las herramientas nunca son neutrales, ese es el tema. Por lo tanto, de momento, el sentido se lo estamos dando nosotros como seres humanos. Espero que podamos seguir dándolo, que esto no cambie. Esa es mi esperanza, por lo menos.
¿La brecha digital se amplía?
El tema de la brecha, artificial o digital, como queremos llamarla, para mí tiene dos factores o dos dimensiones. Una es en el uso de estas herramientas. Aquí es donde yo creo que sí que el diseño puede tener un valor fundamental, porque es en el modelo de interacción que podemos proponer que podemos minimizar esta brecha. Es decir, de alguna manera nos estamos acercando más y más a lo que hace unos años se llamaba interacción natural, que no presuponga un aprendizaje o un código, que sea más cercana a cómo estamos interactuando tú y yo. Por ejemplo, también la investigación que están haciendo en Google, de una inteligencia que es capaz de reconocer algunas indicaciones así como contextuales. Si tú me ves con una bandeja llena, ves que estoy cerca de una puerta, me abrirás la puerta. Yo no tengo que hacer prompt de nada. Entonces, yo creo que hay un reto de diseño de poder acercarnos a un modelo de interacción verdaderamente transparente, que no significa invisible, que pero tenga este nivel de visibilidad adaptivo, inteligente, que me permita trabajar entre lo físico y lo digital de una manera que no me presuponga esfuerzo. Y esta es una dimensión del espacio del problema.
La otra dimensión, perdona si lo vuelvo a decir, es económico, es sociotécnica y por lo tanto económica, porque como está pasando ahora habrá una parte de la población que probablemente será muy grande y que en un primer momento se verá excluida o que adoptará esta tecnología como ha sido con la tecnología móvil de otra manera. También es cierto que si pensamos, por ejemplo, adopción de la tecnología móvil en los países emergentes o en los países que tienen un nivel de desarrollo diferente de los países, por así decirlo, occidentales, la tecnología móvil ha sido un gran elemento de democratización, aquí también es muy difícil predecir el futuro. Lo que podemos hacer es mirar los patrones que se han desarrollado en el pasado y otra vez intentar reglamentar de la manera mejor que podamos, pero ya sabiendo que la reglamentación que pondremos en marcha hoy, mañana no valdrá. Entonces, eso es un continuo aprendizaje, es learning and learning and relearning.
Tomar esta conciencia a nivel infraestructural y gubernamental es el paso que no se está dando. Por lo tanto, no soy tan optimista. En este caso vuelvo a ser pragmática y realista. Es decir, esto es el reto importante. No creo, vuelvo a quizás una o dos preguntas anteriores, que lo podamos solucionar diciendo paramos seis meses. De lo contrario, aprovechemos los seis meses para ponernos manos a la obra, porque esto no para y es difícil que vaya a parar con una disrupción tan grande.
Tengo la sensación de que esto me está pasando por encima y estoy dando vueltas en la ola,
La imagen que me viene en la cabeza es alguien que intente secar el mar con un mocho. Yo creo que la viralidad, más que bloquearla, tenemos que ser capaces de hacerlo sobre la marcha, con información limitada, tomando riesgos, hasta riesgos de equivocarnos.
Es esta democratización del acceso a esta tecnología que necesitamos trabajar. Creo que la única manera de hacerlo es hacerlo sobre la marcha.
Tú decías que de alguna manera como ha llegado, como una ola gigante. Y es cierto que tengamos esta sensación, pero son 30 años que se está trabajando sobre la inteligencia artificial, y poco a poco empezamos a ver el primer distanciamiento. Lo que pasa es que esto ha llegado, crece, llega a este sweet spot, donde ahora es disruptivo y acaba democratizándose. Es esta democratización del acceso a esta tecnología que necesitamos trabajar. Creo que la única manera de hacerlo es hacerlo sobre la marcha. No veo posible que un paradigma abierto como un open AI, pueda bloquearse.
Creo que la historia también nos enseña que cuando llega la ola tú puedes surfear, es lo único que puedes hacer. Que es complicado, que puede dar miedo, que puede generar muchísimas inquietudes. Pero claro, también creo que hay gente que son años que está trabajando con esos temas. Entonces, quizás es el momento que lo que se ha aprendido o que no se ha aprendido se ponga en la mesa. Pero esto presupone un punto de vista serio, profesional, y, insisto, consciente de lo que está pasando. Es este concepto de la conciencia, que para mí es toma de responsabilidad y acción.
¿Tenemos ese control en la manipulación?
La respuesta fácil sería decir no, no sabemos manipular esos cambios. Pero creo que ese es el reto, justamente. Hablamos claramente de revolución artificial, yo estoy hablando de inteligencia artificial. Hay todo tipos de aplicaciones. Yo soy diseñadora y cada día en el chat del equipo salen aplicaciones que nos dicen que ya no tendremos trabajo. No es solo un tema de tener miedo o de pensar en los trabajos o profesiones más avanzadas que sigo pensando que tendrán un sitio. Pero es entender también qué tipo de futuro deseamos.
Hago una conexión que parece no obvia. En Francia hay huelga general por el tema de las pensiones, porque de 62 trabajarán hasta 64 años. Y me pregunto a veces si la cuestión es verdaderamente la edad para jubilarse o es más qué modelo de vida queremos tener y qué papel queremos que el trabajo tenga en nuestra vida. Esa es la pregunta que creo que un poco todos nos estamos haciendo, pues también me pregunto qué papel podría tener la inteligencia artificial o este otro tipo de inteligencia para hacernos vivir, decir trabajando menos es un poco reductivo, pero viviendo de una manera más profunda, más consciente, más conectada con la naturaleza, con el mundo. Estas son las preguntas que yo creo sería interesante empezar a contestar. Pero para contestarlas no podemos no tomar una posición consciente de lo que está pasando, que significa poner en la mesa todos los temas éticos y políticos, con todo lo que será la inteligencia del futuro, el trabajo del futuro, las profesiones del futuro.
Qué modelo de vida queremos tener y qué papel queremos que el trabajo tenga en nuestra vida. Esa es la pregunta que nos tenemos que hacer.
Viejas reivindicaciones en un momento disruptivo
El punto es que, en general, no creo que los gobiernos, las instituciones, estén verdaderamente preparadas para contestar estas preguntas. Pero no estarlo es un acto de responsabilidad o de irresponsabilidad importante. Ahora no quiero parecer demasiado filosófica, de alguna manera, hasta podríamos tener nuevas categorías ontológicas que nos describen lo que existe y lo que no existe. Y no tener un punto de vista, sobre todo esto, que ayude a guiar este proceso, no nos lo podemos permitir. Y este punto de vista claramente tendrá implicaciones éticas. Y claro, no es blanco y negro, probablemente será aún gris, sobre todo porque estamos aprendiendo lo que eso significa. Un ejemplo, ahora con ChatGPT, hay un tema que es el tema del copyright, que afecta a la creación de contenido. Hasta ahora ha habido una industria que se ha construido hacia la creación de contenido, hacia la autoría. Ahora este concepto puede quedarse completamente obsoleto. Y sobre todo, ¿cómo se puede reconocer un contenido auténtico?
No creo que los gobiernos, las instituciones, estén verdaderamente preparadas para contestar estas preguntas.
¿Qué significa contenido auténtico? No tengo la respuesta, pero creo que son preguntas que hay que poner en la mesa y empezar a tomar posiciones y dar guías que sean imperfectas, pero mejor guías imperfectas que ninguna guía. Ese es mi punto de vista, que luego aplico también en mi trabajo. Done is better than perfect. Estamos en un momento de cambio. Seguramente no estamos preparados, pero tenemos que apoyarnos a un punto de vista que nos dé unas pautas para poder decidir what is next, que viene justo después. El riesgo, si no, es una potencial anarquía, que de alguna manera irá pasando.
¿Cuál es la causa de la fatiga digital?
Cuando hablamos, por ejemplo, de usabilidad o de experiencia de usuario, estamos hablando de reducir el esfuerzo cognitivo que nos sirve para llevar a cabo una tarea, en este caso una tarea con una interfaz digital. Entonces, la carga cognitiva, la fatiga cognitiva, es parte de nuestra manera de funcionar como seres humanos. Es cierto que esta carga cognitiva en esta ola de información que nos viene de lo digital, está un poco fuera de control. Creo que esto se ha tangibilizado mucho durante el COVID, porque en el COVID, por varias razones, sobre todo la de la seguridad de todos, toda la cantidad de información se ha multiplicado, tangibilizado en una vida en algunos momentos casi exclusivamente digital por muchas personas, por muchos trabajos. Y esta sobre exposición a la pantalla se ha transformado en un fenómeno que es la fatiga digital, que acaba siendo ahora casi un base word, cómo se puede reducir, cómo se puede compensar, descompensar.
Siempre hablamos de la inteligencia artificial que nos quita trabajo o que se empodera de nosotros. What if nos permite desarrollar nuestra vida de otra manera?
Cuando pienso en el futuro de la tecnología, veo la tecnología en su capacidad no tanto de sobrecargarnos de información, sino de ayudarnos a darnos la información que nos sirve, cuándo nos sirve, de la mejor manera que nos sirve, que era un poco la idea del ambient computing, de Weiser en los primeros años 90, una tecnología, por así decirlo, transparente. Sin fricción o con la fricción necesaria. La fricción que nos permite tener el nivel de atención correcto para estar en ese estado de optimal flow, que no es solo un estado productivo, es un estado creativo. Aquí la tecnología puede tener un papel para empoderarnos o hacernos desarrollar nuestro máximo potencial creativo, cognitivo como seres humanos. Y qué papel juega la inteligencia artificial en todo esto.
¿En qué medida podemos minimizar estas fricciones cognitivas para poder desarrollar nuestro potencial de otra manera o para tener más tiempo para vivir? Tú empezaste hablando de conciliación. Qué gran tema absolutamente irresuelto sin ninguna voluntad de solucionarlo de verdad. Y nada, hasta que no tengamos una tecnología que a lo mejor abra otro camino. Siempre hablamos de la inteligencia artificial que nos quita trabajo o que se empodera de nosotros. What if nos permita desarrollar nuestra vida de otra manera. Para que esto pase necesitamos una ética. Necesitamos unas decisiones que sean políticas.