Medir la productividad puede parecer una respuesta clara para mejorar la eficiencia en los equipos, pero también plantea muchas preguntas.
¿Hasta qué punto la claridad que brindan los datos realmente impulsa el progreso?
¿Cuándo se convierte en una fuente de estrés o en un obstáculo para la creatividad?
¿Hasta dónde nos ayuda la medición a ser más efectivos y cuándo podría limitar la autonomía de un equipo?
Es un balance delicado. Medir puede aportar estructura y transparencia, ¿Pero puede también alejar a los equipos de lo que realmente importa? ¿Cuánta transparencia es constructiva y en qué punto se vuelve invasiva?
Hoy, con Toni Tassani, Deputy CTO en Ocado Technology, compañía global nacida en UK y con una sede en Barcelona, exploraremos cómo encontrar el equilibrio entre los números y el verdadero impacto del trabajo.
R075 - Medir la productividad, con Toni Tassani
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¿Qué es para ti el mundo real?
El mundo real es lo que tú y yo decidamos que es. Es un acuerdo entre nuestras percepciones. Si lo pienso solo, puedo estar sesgado. Pero cuando dialogamos, creamos esa realidad juntos.
¿Qué es Ocado Technology?
Ocado comenzó hace más de 20 años como un supermercado online sin tiendas físicas. La idea era ambiciosa: automatizar almacenes y usar inteligencia artificial para hacer viable la entrega directa al consumidor. Ahora, ofrecemos esta tecnología a socios globales, desde robots hasta logística de última milla, trabajando en países como Australia, Estados Unidos, Suecia y Corea.
En mi rol, trabajo con nuestros ingenieros para mejorar las prácticas de ingeniería y ayudarlos a ser más efectivos. No se trata solo de herramientas, sino de facilitar su día a día para que hagan su trabajo mejor.
Hace 20 años, tener una propuesta de valor así era absolutamente visionario. Seguramente era algo que muchos no podían imaginar.
Así fue, y muchos lo juzgaron como algo inviable. Pero logramos demostrar que, con nuevas tecnologías y formas de hacer las cosas, tenía sentido. Hoy, con tecnologías más avanzadas, otros están intentando lo mismo.
Debe ser un desafío increíble trabajar con tantos mercados diferentes.
Como ingeniero, es apasionante. Cada mercado tiene retos únicos: terremotos en Japón, calles estrechas en Europa, normativas como las restricciones de alcohol en Escocia o los diseños para Arabia Saudí, donde el formato de derecha a izquierda afecta hasta el e-commerce. Resolver estos problemas es lo que nos motiva.
La productividad en software no es solo cuántas líneas de código produces, sino la calidad, la capacidad de hacer cambios y la sostenibilidad del trabajo a largo plazo. Más que medirla, queremos entenderla y mejorarla.
¿Qué es la productividad?
En términos clásicos, es la relación entre entradas y salidas en un sistema. Pero en el trabajo intelectual, especialmente en software, es más complejo. No es solo cuánto código produces, sino la calidad, la capacidad de hacer cambios y la sostenibilidad. A veces, incluso se dice que es una ilusión. Hoy en día, preferimos medir la experiencia de desarrollo más que la productividad en sí.
¿Es más importante mejorar el contexto y la experiencia del ingeniero que enfocarse en cuánto produce?
Exacto. La cantidad sigue siendo interesante, pero no queremos que esa productividad venga con fricción o desgaste. Lo importante a la hora de medir la productividad es: ¿Para qué la estás midiendo? Nosotros nos dimos cuenta muy rápido que era lo más importante. Y para nosotros lo importante es mejorar, el tratar de ser capaces de producir más y de producir de una manera más eficiente y más efectiva, más que medirla. Medirla es un vehículo para mejorar, no el fin en sí mismo.
¿Por qué decidiste medir la productividad en los equipos de ingeniería?
No fue una decisión personal, sino una evolución natural dentro de la organización. Al ser una empresa centrada en datos, pensamos en cómo podíamos usar esa información para mejorar. Creamos un grupo llamado Engineering Productivity para enfocarnos en cómo facilitar el trabajo de los ingenieros, no solo en medir por medir.
Cada equipo tiene su propia manera de mejorar. Lo importante es que decidan qué quieren medir, porque no se puede poner atención a todo. La clave está en la atención y en la mejora continua.
Foco en la productividad
¿Cómo proteges la cultura organizacional de obsesionarse con la productividad?
El foco no está en la productividad como tal, sino en entenderla y mejorarla. Observamos las métricas a nivel de sistema: interacciones con el código, entregas, errores. Nos inspiramos en frameworks como SPACE de Microsoft, que incluye aspectos como bienestar y fricción, pero nunca olvidamos que el output no lo es todo.
¿Cómo influyen las métricas en el trabajo diario de los equipos?
Las métricas deben ser herramientas para la toma de decisiones informadas, no una obsesión. Ayudan a mejorar procesos dentro del equipo, como decidir una arquitectura o un cambio en las herramientas. Es clave que los equipos tengan la agencia para decidir qué medir y cómo hacerlo.
Poner medidas individuales sería contraproducente. Gamificar las métricas lleva a engañar al sistema, y cuando empiezas a hacer trampas, pierdes toda la gracia.
IA y productividad
¿Cómo afecta a la productividad la inteligencia artificial?
La AI está cambiando los patrones de trabajo. Algunos ingenieros la consideran imprescindible, mientras que otros prefieren no usarla. Genera más código, pero también más trabajo de revisión y mantenimiento. Estamos midiendo su impacto porque no es tan directa la relación entre más AI y más productividad.
Los patrones de trabajo van a cambiar con la inteligencia artificial. Estas herramientas pueden generar más código, pero también implican más trabajo de revisión. No es una relación lineal.
Medir la productividad
¿Qué consejo darías a empresas que quieren empezar a medir la productividad?
Entended para qué queréis medirla. Si es solo para cumplir expectativas externas o maximizar beneficios individuales, es una mala idea. No pongáis objetivos basados en la productividad ni midáis individualmente. La medición debe ser una herramienta para la mejora, no un fin en sí misma.
En la búsqueda de maximizar la productividad, a veces nos encontramos con efectos no deseados. ¿Cómo evitar esos riesgos?
Se trata de tener claro el propósito. Si medimos para mejorar el bienestar y la efectividad, estamos en el camino correcto. Pero si convertimos las métricas en un objetivo, corremos el riesgo de alejarnos del impacto real que queremos lograr.
En la búsqueda de maximizar la productividad, a veces nos encontramos con un efecto inesperado. Medir y mejorar no siempre nos lleva a donde queremos. Un buen ejemplo es la paradoja de Jevons. En el siglo XIX, William Jevons observó que al hacer más eficientes las máquinas de vapor para consumir menos carbón por unidad de trabajo, el uso total de carbón aumentaba en lugar de reducirse. Este fenómeno lo observamos hoy en día con todos los recursos, desde el combustible en los coches a los dispositivos electrónicos, pasando por el consumo de agua. Obsesionarnos con mejorar una métrica no garantiza el impacto y el valor real que queremos crear. Si además de una ganancia económica, queremos generar un impacto positivo en las personas y en el planeta, la productividad debería ser un medio, nunca un objetivo en sí misma.
Un fuerte abrazo y os espero en el mundo real.