El principio del cambio
Un viaje de mil millas, empieza con un primer paso - Lao-Tsé Hace ya casi un año, Runroom comenzó un viaje que a día de hoy aún sigue. Un viaje atípico, no como los que se hacen normalmente en avión o en coche. Un viaje que puede parecer una locura para algunos, lleno de aventuras y desafíos. Un viaje que empezó en una retrospectiva general de Runroom donde participaron las cerca de 30 personas que éramos en aquel momento. Un viaje que desencadenó un mar de acontecimientos. Si hoy por hoy le preguntas a cualquiera en nuestra empresa de qué va este viaje, las probabilidades de que alguien te responda “estamos en un proceso del cambio” son bastante altas. ¿Pero qué es esto de un proceso de cambio? Porque si nos conoces de algo, seguramente sabes que en Runroom el kaizen (cambio para mejor) es parte de nuestro día a día. Aún así, este proceso de cambio va más allá de la forma en que trabajamos a nivel de equipos, o de qué herramientas utilizamos. Es un cambio que toca a todos: a cada uno de los Runroomers, a nuestros colaboradores y, por supuesto, a nuestros clientes. Por eso, en este post queremos explicar tres de las razones por las cuales decidimos emprender este viaje de descubrimiento y aventura.
La primera razón es muy sencilla; a pesar de ello a la mayoría de las empresas (incluyéndonos) les cuesta asumirla: se trata de lograr alineación a todos los niveles y entre todos, y transmitir un único propósito y contexto dentro de la organización.
Ahora bien, cuando hablamos de lograr alineación no nos referimos a una frase vacía colgada en la pared. Para entendernos, una de estas “misiones y visiones” genéricas que aparecen en muchas web, sin más. No se trata de esto. Lo que buscamos es que estemos todos realmente en el mismo barco, remando al unísono y en la misma dirección. Una dirección compartida por todos y en la que todos tengamos capacidad para incidir y aportar. Buscamos dar visibilidad sobre cuál es el contexto y el propósito de lo que hacemos, cuál es nuestra visión de futuro y cuál es nuestro objetivo, vital y profesional porque creemos que estos elementos son indispensables para desarrollar liderazgo y autonomía que se requieren dentro de la organización, para mejorar constantemente y mantener a nuestros clientes contentos. No nos falta ambición y tenemos bien claro lo que queremos: ser los putos amos :-). Con esto en mente, nos enfrentamos al proceso del cambio. 
El segundo motivo por el cuál nos decidimos a emprender este viaje es la idea de convertir a Runroom en una organización más proactiva a nivel de negocio.
Desde sus inicios, Runroom nunca ha tenido un departamento de ventas más allá de sus cuatro fundadores: Carlos Iglesias, Aurelio Moreno, Jordi Hernández y César Úbeda, por lo que en gran medida la empresa se ha encontrado reaccionando ante las condiciones de mercado. Por suerte la calidad del servicio ofrecido ha alimentado un efecto viral en las recomendaciones que hasta hace bien poco han representado la fuente principal de nuevos proyectos. Está claro que esta dinámica necesita un punto de inflexión y es algo a lo que estamos dando la vuelta. No solo por no estar a la merced de cómo se levanta el mercado, si no también por tener la opción de optar por proyectos más chulos, más motivadores. Proyectos que nos estimulen y nos hagan crecer. Lo que me lleva al tercer y último punto del cual partió esta iniciativa:
Apostar por el crecimiento personal y profesional de todos dentro de Runroom.
Runroom es una familia y como toda familia más o menos normal, quiere lo mejor para cada uno de sus miembros. Este es un punto implícito en nuestros valores: siempre ha estado presente y forma parte del core de lo que somos y queremos seguir siendo. Pero es cierto que en el pasado la gestión macro del negocio y de los proyectos ha hecho que pusiéramos el foco en crecer como empresa más que en el crecimiento personal de las personas. Por eso crear el espacio donde ese crecimiento pueda ocurrir y fomentarlo se ha convertido en una prioridad dentro de la organización. Ahora bien, el viaje no termina. Llevamos un año y justo acaba de empezar. Aún queda mucho recorrido. Es de esas cosas en las que a medida que vas avanzando vas descubriendo cuánto más puedes hacer, y todo lo que aprendes te enriquece. Pero al fin y al cabo un viaje sólo es tan bueno como los compañeros que tengas, y en este tengo la suerte de compartir el recorrido con la que es ya mi familia: Runroom. 