E019 – Qué es y para qué sirve la cultura organizacional
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Definir qué es y para qué sirve la cultura organizacional es un ejercicio que confieso me ha apasionado siempre, y que es muy difícil hacerlo sin acabar con un buen puñado de aforismos entre los dedos.
En esta ocasión, y sin privarnos de aforismos, charlamos acerca de cultura con Xavi Gost, alma máter de La Cova y director de la Devscola (que son solo dos de los muchísimos proyectos que ha desarrollado pero que no voy a entrar en detalle para no ponerle incómodo, que no le gustan nada las presentaciones pomposas).
Preséntate un poco explica a los oyentes quién eres. Por favor.
Bueno hoy soy Xavi Gost. Por ahí, por los twitteros y por los internete, soy “Xaviuzz” con dos zetas y soy básicamente un programador que descubrió XP hace un montón de años, cuando el señor este escribió el libro. Me gustó mucho y decidí aplicarlo, era como si hubieran leído en mi cabeza todas las cosas que veía que fallaban y las hubiesen arreglado y me hubiesen enseñado cómo hacer lo que más me gustaba, hacer cada programa de una manera que fuera saludable, por decirlo de alguna manera.
A partir de ahí me poseyó el mundo agile, estuve aplicando XP durante muchísimo tiempo pero, claro, el aplicar una serie de prácticas que están basadas en principios y valores, si la organización que tienes alrededor no está alineada con esos principios y esos valores, chirría por todos los lados y eso hace que te vayas interesando en la transformación de las organizaciones, en cómo enseñarles a organizaciones que hacen tech y que hacen software a hacer match con esos principios y valores que vienen del XP. Entonces es agile desde el XP no desde desde la programación. Y ahí es donde he descubierto y reflexionado sobre el mundo agile. Ya luego me he dedicado a hacer algunas transformaciones en organizaciones con mejor o peor suerte. Pero lo que sí que me ha satisfecho mucho es el diseño de la organización donde yo trabajo o resido, que es “La Cova”, y todas las cosas que suceden alrededor de “la Cueva” que están diseñadas como una organización agile.
Explica un poquito a la gente que no te conoce qué tipo de cosas hacéis en “la Cueva”. Porque yo he estado allí, lo he vivido, pero digamos que no es algo muy común.
Bueno pues “la Cova” es una especie de organización pero sobre todo es un espacio, un espacio donde la premisa es que podamos desarrollarnos personal y profesionalmente, y es un espacio donde suceden mogollón de cosas. Desde grupos de programación que se juntan aquí, una escuela de programación que es devscola... También es una organización de la que estoy muy orgulloso. Tenemos otras marcas que se dedican a lo audiovisual...
Xavi, disculpa, Devscola es una escuela de programación un poquito particular. ¿Nos podrías explicar un poco?
Sí, Devscola es una una comunidad educativa. Es una comunidad educativa alrededor de la cual estamos unos cuantos profesionales que hemos decidido que la forma de cambiar la industria, o una de las formas de cambiar la industria, es empezar a formar gente en estos principios y valores, y en este XP, y también dar una oportunidad a gente que no tiene el acceso directo a esta industria, ya que hay que hacerla accesible también a una parte de la sociedad que no ha podido o no ha querido o no ha sabido pasar por la universidad, o a esa gente que ya pasó por la Universidad y la universidad no ha sabido o no ha querido convertirlo en un profesional. Eso es Devscola, es público y gratuito. Y ahora hacemos cursos abiertos y tenemos un RUN que durará 15 semanas y que tiene ya 30 personas todos los días aquí aprendiendo a programar. Es algo bastante bonito.
30 personas que no tenían ni la más remota idea de programación...
Pues hay de todo. Tenemos un señor de 84 años que era profesor de Topografía en el Politécnico y que ha decidido aprender a programar, hasta gente que está haciendo un cambio de carrera y que era abogado o periodista.
Tenemos gente que es programador, que ha estado en consultoría un montón de tiempo y que se ha pedido una excedencia para aprender otras formas de programar y de gestionar los proyectos. Tenemos un poco de todo. Gente que no había tocado nunca un ordenador y gente que es más o menos experta.
Me decías que también teníais otros proyectos audiovisuales.
Sí. “Testadura” fue un proyecto audiovisual que ahora está bastante dormido pero con él hicimos unos cursos de programación para Miriada X, que nos gustó mucho hacerlos. Los hicimos con mucho mimo y con un diseño de producción muy chulo. Sólo sólo por eso merece la pena y además nos ayudó también a financiar Devscola porque Telefónica pagó y toda la parte didáctica la llevó Devscola. De esa manera financiamos Devscola.
Yo creo que la grandeza de lo que estáis haciendo en “la Cova” es que os permitís experimentar y tenéis la libertad de hacerlo porque esa es vuestra máxima condición, tener la libertad de poder hacer, de poder probar aquello en lo que creéis.
Cuando tengo que definirla la Cova, digo que es una especie de laboratorio de I+D pero en lo social, en la parte de organización o la parte cultural. Aquí hacemos muchas pruebas de ese tipo.
Podemos hablar de muchas culturas que se mezclan, que se que se tocan, que cambian cosas, que se pasan ADN unas a otras y, al final, la cultura de una organización es la cultura resultante de todo eso.
Es una de las razones por las cuales me interesaba mucho hablar contigo de cultura. Le hemos dado algunas vueltas conjuntamente y creo que eres una voz particular.
¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura? ¿Qué es la cultura?
Yo no sé de qué hablamos en plural. Yo sé de qué hablo cuando yo hablo de cultura. Para mí es el conjunto de conocimiento que se va transmitiendo, que pertenece a una organización, que es todo aquello que lo rodea y que le da su característica, su personalidad, su cultura. Pero podemos hablar de muchas culturas que se mezclan, que se que se tocan, que cambian cosas, que se pasan ADN unas a otras y, al final, la cultura de una organización es la cultura resultante de todo eso.
Me ha parecido entender que hablabas de que no hay una sola cultura sino que hay varios tipos de cultura.
Sí, hay muchos tipos de cultura. Yo yo a veces le doy vueltas al asunto y me hago mis clasificaciones. Para diferenciar, una es la cultura de lo cool. Yo quería llamarlo Cooltura pero ya queda muy cutre el juego de palabras, porque es muy de consultor, de que te voy a vender aquí mi sistema de organización. Es un tipo de cultura que es muy común en las organizaciones y que es un poco raruna.
Tú miras las oficinas molonas y ves una serie de elementos, de artefactos culturales. Y cuando hablo de artefacto cultural me refiero desde los posters y el mobiliario a cómo va vestida la gente, a los logos... Y ves este tipo de artefactos culturales que son que son cool, que son como guays. Pues un logo muy chulo, unas oficinas muy bonitas, el futbolín una zona de relax y los nombres de las de la sala son nombres cool que tienen que ver con la empresa y este tipo de cultura y de manifestación cultural.
Yo no diría que es una cultura, es una manifestación cultural y creo que es una manifestación cultural de otros. Estamos imitando las manifestaciones culturales que se dan en Google o en Zappos y creo que de alguna manera somos un poco atontados, como creyendo que si hacemos eso vamos a tener lo que ellos tienen. Pero no nos damos cuenta de que lo que estamos imitando es una manifestación, es una proyección de la cultura de Google, que viene de América, de los Estados Unidos, una cultura globalizada que no nos ataña tan directamente y pensamos que poniendo todos estos elementos culturales, todos estos artefactos culturales, vamos a conseguir tener las características que tiene Google.
Esto es un poco raruno, es como vestirse de peregrino pero no hacer el camino. Es una especie de magia extraña que nos montamos en la cabeza y que no va a ningún sitio. Me recuerda a un elemento que usamos en programación. Se usa esa narrativa para hablar de cierto tipo de código que queda en las bases de código y que se llama Cult Code porque vienen de los cargos Cult, de los cargos de los cultos a cargo de la Melanesia. No sé si conoces el rollito.
Sí lo conozco pero estaría bien que lo expliques porque así lo conoce todo el mundo.
El rollo es que en las islas de la Melanesia, en el Pacífico, durante la segunda guerra mundial, los americanos montan pequeños aeródromos en islas pequeñitas para poder reparar los aviones y tener pequeñas bases en islas pequeñas. ¿Qué pasa? Para que no molesten los indígenas, que flipan al ver que de repente viene una peña en pájaros de hierro, les empiezan a dar cargo. Con cargo me refiero a comida y herramientas para que no molesten, para que no asalten el gallinero. Pero qué pasa, se acaba la guerra mundial. Aquellos ya empiezan a flipar porque se van los señores con sus pájaros de hierro y ya no vuelven. Entonces deciden invocar a estos dioses manteniendo las pistas de aterrizaje, limpiandolas, poniendo torres de control hechas de paja, de cañas, haciendo aviones de caña súper curraetes y poniéndolos allí en las pistas para ver si así acaban viniendo los dioses estos y les volvían a dar comida.
De hecho aún hoy sobreviven algunos algunos cultos de cargo en la zona y otros aún más espectaculares. Es muy divertido. Pero al final, lo que me parece, es que cuando voy a una empresa, a una start up nueva, veo eso, todas las lucecitas, el futbolín y unos carteles muy grandes con nuestros principios, y lo que me parece que veo es a los indígenas de la Melanesia llamando a los dioses, en este caso a los dioses financieros, a ver si vienen y nos dan pasta para la empresa. Hay mucho de eso. Hacemos lo último... O nos dedicamos a chatbots... Chatbots ahora está de moda, va. Vamos a hacerlo y tenemos que ser jóvenes dinámicos y tal. Bueno este tipo de manifestación cultural a mí me.. No voy a juzgarla...
No es una crítica directa pero simplemente es que no me interesa, no me interesa ese tipo de manifestaciones culturales y, sobre todo, no me las creo. Cuando llego a una empresa no quiere decir que piense que son gilipollas, que puede que sí, pero lo que pienso es que están en una caja y actuó en consecuencia, y lo que no entro son en de determinadas dinámicas de ese tipo. Intentó ir a principios y valores y a buscar lo que hay de verdad en esa empresa, en ese proyecto. Entonces esto es esa cultura de lo cool.
Has hablado ya de principios y valores varias veces. Has comenzado hablando de la cooltura como una manifestación de artefactos. Y ahora estás hablando de valores y principios.
¿Los artefactos son necesarios dentro de una cultura?
Diría que más que necesaria son inevitable. Si tenemos una cultura fuerte, esta cultura emite un montón de artefactos culturales, son nuestros memes, los memes culturales. Los artefactos son para transmitir nuestra cultura, transmitir nuestra cultura al que la observa y al que viene a insertarse en ella. Esas cosas del onboarding, y estas cosas son inevitables. Cualquier cultura genera unos artefactos culturales donde se proyecta. Por eso es importante que tengan sentido y que comuniquen bien lo que queremos comunicar.
Habías explicado ya el primer tipo, que tiene que ver con el cargo cult.
Este tipo de cultura está muy enfocada a la manifestación cultural, el artefacto cultural está muy reforzada por una cultura globalizada. Esta cultura que compartimos en todo el planeta, que no es la cultura de la civilización sino que es la cultura de las manifestaciones culturales. Todos conocemos las mismas series, las películas... Consumimos una serie de manifestaciones culturales y todos consumimos las mismas. Esto tiene un efecto amortiguador de las culturas de origen.
En España se da mucho en esa visión de que esa cultura que nos viene es superior a la nuestra. Incluso hay cierta vergüenza de nuestra propia cultura. Tendemos a no hacer manifestación cultural de lo nuestro y, en cambio, a recoger esa manifestación cultural e intentar colocarla. Intentamos hacer películas de ese mismo tipo, de series de ese mismo tipo... Y en esas series y en esas películas nos vienen también un montón de imágenes, moda, cómo se visten, cómo hablan, qué estilo de vida llevan... Que también intentamos clonar.
Ya estamos metidos en ese modo de cargo cult, ese modo que no usa demasiado cerebro y que simplemente dice “si voy por la calle tomándome un latte y con el ipod puesto es como si estuviera en Nueva York. Y eso es bastante bastante ridículo, bastante patético.
Digamos que lo que estás reivindicando es nuestra cultura. Digamos que la cultura estadounidense nos ha colonizado y adoptamos sus artefactos, los adoptamos como postureo.
Efectivamente y yo no tengo nada especialmente en contra del postureo, que me parece guay, es una actitud estética. El problema es cuando ese postureo se hace a modo invocacion como los como los de la Melanesia. Porque porque al final lo que te puede pasar es que te conviertas en aquello. ¿Pero queremos convertirnos en aquello o queremos encontrar nuestra identidad desde nuestra cultura desde lo que somos, que entiendo será más sostenible?
Lo que me preocupa de esta cultura globalizada, de esta cultura de consumo es que nos la creamos, que creemos que eso es la cultura o que eso no es más que una anécdota cultural, un momento en el tiempo y que no es más importante que otros. Entonces que nosotros desplacemos nuestras culturas locales sin pensarlo dos veces me preocupa. Y en Latinoamérica lo mismo, son culturas locales fuertes y que están mimetizando una cultura global que de hecho no es ni la mitad de interesante. La cultura me refiero como riqueza cultural.
La cultura es algo que se reconoce, que se cultiva, no algo a lo que uno no se adhiere. Se cultiva, una cultura. Se genera con el tiempo, una cultura.
El diagnóstico de muchos de los problemas que comentamos, como romper los silos, la colaboración o tener una mentalidad innovadora o customer centricity, muchas veces suele ser... "Esto es un problema cultural. Aquí hay un problema cultural". El otro día Gerard Chiva decía que a él no le gusta mucho hablar de cultura porque cree que es poco accionable. ¿Tú estás de acuerdo con eso? ¿Crees que es poco accionable, la cultura?
Yo no sé si es poco accionable. Yo creo que es extremadamente poderoso. Tener una cultura fuerte es lo que te permite tener procesos que son sostenibles en un entorno agradable y mantenerse con una identidad y con un propósito. Eso es muy importante. ¿Accionable? Desde luego lo que no puedes hacer es jugar también a lo mismo y decir: quiero hacer un cambio organizacional y lo primero que hago es introduzco una serie de artefactos culturales y los llamo “la nueva cultura de la empresa”. La cultura es algo que se reconoce, que se cultiva, no que uno no se adhiere a ella. Se cultiva, una cultura. Se genera con el tiempo, una cultura.
¿Y cómo lo hacemos?
Lo único que yo sé hacer es mantenernos firmes en nuestros valores y para eso es necesario herramientas de introspección, descubrir realmente cuál es nuestra cultura. Cuando te juntas con tres humanos u otras tres personas que tienen su bagaje cultural al final hay una cultura común que es la cultura que compartimos, la cultura que nos interesa. Y entonces empezamos a transmitirnos cosas y se va generando una cultura que es de los tres ,que no es mi cultura, la cultura del otro. Es una cultura de los tres y hay que aprender de conocer esa cultura y a no imponer ninguna cultura personal.
Entonces, si se juntan estas tres personas y al final la cultura resultante es una cultura yanqui, ¿eso es ok? ¿O cómo va esto?
Eso es lo que hay siempre que sea real. Si es real claro que es ok. ¿Cómo puede no ser ok la realidad? La realidad se va a imponer. Está muy bien siempre que podamos reconocer eso y lo reconozcamos en forma de señas de identidad, de nuestra cultura propia pequeñita. Yo eso lo llamo cultura con K porque tengo en la cabeza la contracultura de anarquismo, de okupa, de folklore.
Hemos metido una cultura de bote o artefactos culturales que presionan y no dejan que emerjan los que son auténticos, los que nos pertenecen.
Todas estas palabras tienen una K y son palabras que me interesan cuando hablo de este tipo de cultura, pequeña cultura local. Nuestra cultura o las cosas que hacemos cuando nos reunimos para cenar, nuestras pequeñas tradiciones, nuestros pequeños chistes que son running gags, que están funcionando y que llevamos ocho años contándolos y ahondando en el mismo chiste en distintos aspectos. Nuestras historias, nuestras narrativas compartidas. Eso es super importante. Nuestras propias narrativas, no compartir la narrativa de los Avengers. “Te acuerdas cuando estuvimos en no sé donde, hicimos no sé qué y este se emborrachó y se cayó a la piscina...”. Todo esto es lo que forma nuestra cultura, esa identidad común, ese bagaje común, esas narrativas compartidas. Además es fascinante porque luego llega alguien de fuera y se le comparten esas narrativas y al final acaba contando historias que no han vivido como parte de su cultura. Cómo podía pasar en una tribu.
Esa parte me parece muy interesante y lo que hay que hacer es reconocer qué espacios hay que dar para que se reconozca una cultura, para empezar a achicar espacios. Si nosotros hemos metido una cultura de bote con el futbolín, con los nosequé, con el nosecuántos, con nuestros procesos... Hemos metido una cultura de bote o artefactos culturales que presionan y no dejan que emerjan los que son auténticos, los que nos pertenecen.
Me gustaría dejar claro que no hay ningún problema con tener un futbolín. No hay ningún problema con colgar los valores y los principios siempre que eso esté alineado con nuestros valores, nuestros principios y sea auténtico y salga de nosotros, de una narrativa común, de una cultura propia nuestra. Eso es lo que estoy entendiendo.
Siempre que esas cosas hayan sucedido. Que hayan sucedido de verdad. Ha sucedido que nos hemos juntado y hemos dicho “queremos poner un futbolín”. Eso es maravilloso. Eso está muy bien, venga al futbolín. Nosotros en la Cova de vez en cuando decimos “quiero montar un taller, quiero ponerme a pintar miniaturas...” ¡Pues fantástico! Pero no monto un taller porque es cool que lleguen y vean un taller de bicis y un taller de miniaturas. Eso es una proyección de lo que hacemos y mientras sea una proyección de lo que hacemos, no hay ningún problema. El problema es cuando es un una especie de teatro de lo cultural. Esto es lo que a mí me puede preocupar más o que es lo que te debería preocupar.
Me interesa esto que dices de definir la cultura como esa proyección de lo que hacemos. Tenemos una cultura, lo queramos o no. Tenemos una cultura y esa cultura se refleja en cómo nos comportamos, en cómo son los comportamientos que aceptamos e incluso los que se nos cuelan a veces sin haberlos aceptado. ¿Qué sucede con esos comportamientos y cómo se proyecta esa la cultura en sí misma?
Para dejar que eso suceda hay que achicar espacios. Pero no para rellenarlos con nuevos artefactos culturales sino para que haya espacio, para que haya espacio para que se manifiesten las cosas que van pasando y que van dejando huella. No para sustituirlos por otra cultura más basada en otros referentes. Simplemente para dejar espacio, para reconocer qué aportaciones culturales estamos haciendo cada uno de los miembros de la organización y cómo éstas se juntan, se nutren y se manifiesta en formas auténticas de expresión en nuestra organización.
La cultura se reconoce, es una manifestación de que las cosas están pasando. Eso es algo que tenemos que observar para saber quiénes somos.
Pero creo que la cultura no es una herramienta. En ese sentido, con lo que te decía Gerard estoy casi de acuerdo. La cultura no es una herramienta porque, si la quieres usar como una herramienta, lo que vas a hacer va a ser poner una serie de artefactos culturales intentando que sean ellos los que definan la cultura. La cultura se reconoce, es una manifestación de que las cosas están pasando. Eso es algo que tenemos que observar para saber quiénes somos, observar lo que hacemos. Esto lo tengo muy claro en agile. ¿Qué es lo que vale? Lo que vale es la columna del done, amigos. Porque es lo que ha pasado de verdad.
Las intenciones, cómo lo proyectamos, es lo de menos. Lo importante es la columna del done. Pues la cultura sería como la columna del done de una organización. En ese sentido es como a mí me interesa verla y como yo creo que tiene mucha potencia verla. Pero ciertamente no la veo accionable. Veo accionable lo que podemos accionar, que podemos actuar para facilitar que emerja nuestra cultura y esto es achicando espacios y teniendo una escucha muy activa, dando espacios también para que sucedan estas cosas.
Las retrospectivas, las cenas, los eventos, los espacios de slacking, de ir a tomarse una cerveza. Pero también cada una de nuestras reuniones, es decir… Todo el que entra a la Cueva ve que cuando alguien se reúne. Cuando hay más de uno para hacer una sesión, se pone un timebox que es visible y cuando acaba el timebox todo el mundo se va. Si cuando viene alguien, ve que todo el mundo programa con pomodoro y, cada 25 minutos, para y se levanta, la gente acaba interesándose por esas prácticas y usándolas. Porque son manifestaciones de nuestra cultura. El pollito este que tenemos - porque hacemos “pollodoros” porque tiene forma de pollo, no de tomate -, este tipo de artefactos forman parte de nuestra cultura. No están ahí porque son guay, están ahí porque los usamos para hacer Pomodoro y además nos gusta que sean graciosos. O el usar una pizarra… ¡Me estoy poniendo muy pesado!
Me interesa mucho una cosa que has comentado sobre que al final las personas que llegan a una cultura fuerte e incluso heredan esa narrativa y explican historias que no han vivido. Yo creo que la herencia es una cosa muy fuerte dentro de la cultura y que es un fenómeno muy destacable. Herencia para bien y para mal. Yo suelo decir que la cultura es como una lavadora. Entras y enseguida empiezas a girar. También en el sentido de que si no encajas dentro de una cultura pues también es fácil que salgas despedido y centrifugado.
Te voy a quitar lo de la lavadora porque me parece muy guay la parte de esa centrifugar y que la peña se vaya al carajo. Porque creo que una cultura fuerte tiene que tener esa característica pero, ya no tanto como expulsión, como esa expulsión tan activa, con tanta fuerza, sino como algo muy sencillo y es que simplemente la gente no encuentra su encaje y se va porque no encuentra su encaje. Pero sin más, sin ni siquiera antagonizar.
Creo que las culturas sanas son las que no antagonizan, simplemente son tan fuertes que no se ven amenazadas y no necesitan antagonizar. El rollo este de la cultura o de cómo se crean estos artefactos culturales o estos conocimientos, estas herencias, funcionan en negativo para algunas cosas y en positivo como para otras. Todas las herramientas tienen esas dos cosas. Entonces es un poco lo de siempre. Sí que es necesario que exista esa cultura y que cuando alguien llega no le contemos sólo procesos. “Esto aquí se hace así con este proceso” porque los procesos son una manifestación de cómo hacemos las cosas, de lo que somos, de nuestra identidad, de nuestra cultura. Con lo cual, no entendiendo nuestra cultura es muy difícil que entiendan nuestros procesos.
Yo he hecho un esfuerzo grande por recontextualizar la cultura, mi cultura, a la cultura a la que yo pertenezco. Una cultura judeo cristiana, europea ,etcétera. Todas estas ceremonias, todas estas propuestas que nos vienen desde otras culturas, para hacer retros, para hacer dinámicas, etcétera.
¿Y qué te has encontrado?
Me he encontrado que es mucho más fácil de lo que parece. Me he encontrado releyendo a Taiichi Ohno. El tipo, cuando habla de la transformación en Toyota, habla de reforzar el sistema de producción, pero se ha tirado 30 años para generar una cultura que hace que la producción en Toyota sea de esa manera. Lo que ha hecho ha sido generar una cultura y cultivar esa cultura. Entonces pienso que es que es lo suyo. Pienso que lo que hay que hacer es recontextualizar. De hecho, tengo un capítulo que dice “la producción en serie en el Japón” que me hace mucha gracia. Porque cualquier libro que cojas ahora, como todos tienen esa voluntad globalizadora, de que lo que yo te digo desde Wisconsin te va a servir a ti, que vives en Cuenca. Nunca tenemos un capítulo tan honesto que dice “espérate, en Japón somos así y por lo tanto vamos a hacer las cosas así”. Esto me parece muy interesante. Y hay que atender a esas cosas.
Me llamó la atención una vez que me recomendaste leerme un tratado de los jesuitas que venía a explicar su tradición a nivel de cultura organizacional y de prácticas a nivel de gestión. Tú ahí has profundizado también.
Claro, es que este es el otro juego que también es muy importante, Beber de la cultura, de nuestra cultura, que tenemos un cuatro mil quinientos años de cultura. Mejorar nuestra cultura. Cuando yo voy a hacer Devscola me fijo en los jesuitas porque es la institución educativa que pasó de cero a cien en en menos de un siglo en la vida de Ignacio de Loyola. Qué claves tenían, qué podemos recontextualizar al momento actual. Pues he hecho ese esfuerzo. Lo mismo con la Bauhaus, que era un momento muy parecido a este, una nueva una nueva técnica que se tiene que profesionalizar pero que no era ni arte ni artesanía, que era diseño y tenía que encontrar su identidad. Se parece mucho al momento en el que estamos en la programación, por ejemplo. Entonces, buscar esos referentes culturales, de esa cultura con C mayúscula.
Hay que fijarse en todos estos elementos, en toda esta historia que tenemos para recontextualizar el presente, no sólo utilizar el referente agile, el referente de negocios, el referente globalizado, los libros de Seth Godin, de Kagan y Tim Ferriss y de toda esta peña. Está muy bien pero no te olvides que Tim Ferris es un americanito que ha tenido una vida muy diferente a la tuya en muchísimos aspectos. No podemos ignorar eso. Y también usar como referentes a otros personajes que son más más cercanos a nosotros y que están haciendo cosas muy interesantes.
El Mujica por ejemplo. El pavo ese, el Mujica de Uruguay es un referente.
Tienes que mirar y tienes que ver un referente y un referente de éxito. Yo quiero manejar las organizaciones, voy a estar en las organizaciones donde vivo con esa misma actitud y mejorándolas desde la honestidad. Entonces, tenemos que buscar referentes culturales más allá de los que ya tenemos. Pensar que, porque es negocio, no nos sirven referentes culturales de los egipcios es de ser un poco tonticos. Pensar que, en este momento histórico, que es diez minutos para la historia, estos diez minutos de tecnología anulan toda una reflexión de miles de años desde la Grecia antigua... Pues hay que leer más filosofía y hay que leer más literatura para ser mejor programador y para ser mejor CEO.
Las crisis ponen a prueba nuestra cultura. Son las que construyen cultura realmente. Ponen a prueba lo que creemos y lo estrellan contra las realidades, que son mucho más complejas que un montón de frases bonitas puestas en una pared.
Yo me doy cuenta de que la cultura la vamos modelando. Sobre todo, dependiendo de cómo nos comportamos en las crisis. Es decir, cuando tenemos un problema grave hay que tomar decisiones que no son fáciles. El cómo nos alineemos con nuestros valores, con nuestros principios, para resolver ese problema va a marcar profundamente la cultura para bien y para mal.
Sin ninguna duda. De hecho, estas crisis ponen a prueba nuestra cultura. Son las que construyen cultura realmente. Porque ponen a prueba lo que creemos y lo estrellan contra las realidades que son mucho más complejas que un montón de frases bonitas puestas en una pared. Y reflejan una realidad que es dura, la realidad dura de que la gente come y que tienes que despedirla porque tienes responsabilidad sobre más gente. Cómo nosotros movemos eso es lo que nos va a dar la temperatura de si tenemos una cultura fuerte o no tenemos una cultura fuerte. Pero son hechos, son crisis qué es lo que hacen es definir la cultura porque la validan, de alguna manera, la ponen a prueba. Algunas de las cosas que creíamos que éramos pues no lo somos, no somo tan listos, no somos tan buenos.
En todas las páginas de misión visión y valores de todas las compañeras del universo aparecen palabras como transparencia, honestidad, compromiso, colaboración... Pero yo pienso que, a la hora de la verdad, ser transparente es muy duro también. El ejercicio de la transparencia en sí mismo puede ser muy duro.
Porque son palabras que yo todavía no me las he acabado. Yo voy descubriendo en mi vida nuevos aspectos de lo que significa el compromiso, de lo que significa transparencia y de lo que significa honestidad. Y entiendo que una organización es lo mismo. Tiene que ir descubriendo qué significa para ellos transparencia, compromiso, honestidad. No definen nada. Son sólo tres palabras. Es como tú las acciones lo que tiene sentido.